lunes, 22 de junio de 2009

Cientos de personas secundan una manifestación por el derecho al trabajo

La Nueva España.

Los despedidos y los sindicatos minoritarios aseguran que la factura de la crisis «sólo la pagan los de siempre»


Saúl FERNÁNDEZ
Los empleados de la comarca no quieren correr con la cuenta de la crisis. Cientos de personas secundaron ayer una manifestación convocada por una docena de colectivos de extrema izquierda para reivindicar el derecho al trabajo que, según aseguraron, coartan políticos como la alcaldesa de Avilés, Pilar Varela, o el consejero de Industria, Graciano Torre, que, recordaron, calificó de «irresponsables» a los empleados de Sermulsa-Asturmasa por convocar una huelga para reivindicar sus empleos y poner en peligro un alto horno de Arcelor. «La verdadera salvajada es ser consejero de Trabajo y dar la espalda a miles de trabajadores que se enfrentan al paro y a la pobreza», se escuchó a los convocantes. Pero también cargaron contra la regidora, dada la coincidencia de sus argumentos con los de la empresa Konecta -que prescindió a finales de mayo del cuarenta por ciento de su plantilla-: «Varela, escucha, Konecta está en la lucha»; «Pilar, o eres socialista o eres accionista»

La cita fue a las doce y media, en la plaza de Vaticano, frente a la Casa Sindical. El primer centenar de manifestantes se fue engordando en tanto que la protesta recorría los metros previstos: las calles de Doctor Graíño, Jardines, Cuba, la plaza de La Merced, la calle de Pedro Menéndez, su plaza, la calle de la Muralla, la de la Cámara y la plaza de España. En el Parche, Aroa Martínez, una de las ochenta y dos despedidas de Konecta, leyó el manifiesto y dijo: «A los trabajadores nos están haciendo pagar la crisis que los ricos y su insaciable ansia de beneficios han generado». Añadió, además, que estos mismos «ricos» están llevando a los empleados a la «quiebra de las economías de subsistencia», la que caracteriza a los empleados por cuenta ajena, «las víctimas de la recesión».

La manifestación se desarrolló en un ambiente festivo -gaitas incluidas-, aunque se dejaron escuchar algunos petardos y se vivió un episodio de cierta tensión cuando la manifestación alcanzó el palacio de Eladio Muñiz -entre la calle Cuba y la plaza de La Merced, sede de una sucursal bancaria-. Uno de los manifestantes hizo una pintada en la pared. Escribió «Ladrones» y fue increpado por un sacerdote.

Los convocantes -entre otros, la Corriente Sindical de Izquierdas (CSI), CGT- Oviedo, el PCA, el PCPE y la Unidá Nacionalista Asturiana- reprocharon a los representantes políticos el empeño que ponen en «solucionar los problemas de los empresarios» y no los de los trabajadores. Las despedidas de Konecta se dejaron oír: «Konecta se salva lu-chan-do».

Los manifestantes colgaron de una ventana del Ayuntamiento una pancarta referida a la alcaldesa de Avilés. El manifiesto concluyó con la petición de prestaciones sociales «indefinidas» y una subida del salario mínimo a mil euros.

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